Todo está en blanco. Una rubia desnuda espera sexo con las piernas abiertas. Su piel es tan blanca como la habitación. Los dedos de su novio hacen que se le estremezca todo el cuerpo. Ella ansía devolverle el favor y le regala una cariñosa felación. Cierra los ojos porque disfruta demasiado. No chupa, engulle, y la coge a dos manos. Su garganta y todo su cuerpo está muy caliente. Pero quiere algo más dentro de ella, y lo monta sobre la cama. Se tiene que agarrar de la cabecera porque la penetración la está dejando fuera de sitio. La polla de su novio, encajada perfectamente, le ofrece un placer extremo. Gime tímidamente, y los pezones se le ponen de punta. Mueve las caderas, quiere sentirse apretada y llena. Su novio la coge de las nalgas, la quiere para siempre. Gemidos al aire, nada se oculta. Sigue con los ojos cerrados, y él también los cierra, el placer inunda la habitación. La pone a cuatro patas, ahora son animales. La chica está húmeda, están flotando. Le mira por primera vez, con ojos tiernos, quiere más. Cada vez la penetra más fuerte, cada vez, todo está más blanco.
viernes, 26 de marzo de 2010
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